miércoles, 20 de octubre de 2010

Nuestros profesores de la década del '50

 Por Rodolfo Szelest,  compañero de la promoción   ‘57





Eduardo:

Creo que merecés todo el apoyo que esté a nuestro alcance por el esfuerzo que estás haciendo.
Vayamos a los profesores y algunas anécdotas o el porqué de algún apodo,  según mis recuerdos:



Guiñazú Rawson (a) la Gallega:  Excelente profesora de idioma, muy exigente, es cierto, y con habla muy castiza de donde surgió el apodo.  Nos hizo navegar por el libro "El habla de mi tierra" del Padre Ragucci.  Hasta el día de hoy sigo hojeando el libro con deleite.  La recuerdo usando generalmente turbantes.

Luis A. Podestá Costa (a) el Buey Apis:  Un erudito en historia de Egipto, Grecia y Roma y en Derecho Internacional.  Alguno de los libros por los cuales estudiamos había sido escrito por él.  Había sido embajador y   Ministro de Relaciones Exteriores de la Nación. Era un hombre robusto y de voz profunda, muy imponente, por lo cual de inmediato surgió el apodo.  Su primera clase fue después de que La Gallega nos hiciera comprar "El habla de mi tierra", libro que contiene trabalenguas.  Su primera pregunta fue: - ¿Alguno de Uds. sabe que es la historia ?  Y Julio Abínzano levantó su mano para decir:  "Historia es la narración sucesiva de los sucesos que se sucedieron sucesivamente en la sucesión sucesiva de los tiempos".  Aún hoy recuerdo la mirada de Podestá Costa ya que parecía que salían llamas de sus ojos.  No recuerdo lo que dijo.  Quizás Julio lo tenga presente.

Ubertone (a) “Petas”:  Todas las mañanas, al entrar, pedía las carpetas con los ejercicios que nos había dado para hacer en casa [¿seguirán hoy la costumbre de dar tarea ?].  Mientras se dirigía al escritorio lo que llegaba a nuestros oídos era el final del pedido "...petas" y de allí el apodo.  Era muy claro en sus explicaciones, especialmente en sexto año.

Olmi:  Vestía como un dandy.  Creo que en algunas mañanas venía demasiado alegre.  Recuerdo que en una oportunidad se subió al escritorio y zapateó.  Es cierto que era arbitrario para calificar.  Algunos días llegaba y decía:  "Abínzano, mñmñmñ, Waingortín" todos al frente.  Eran el primero y el último de la lista de alumnos por lo cual nos amontonaba a todos frente a su escritorio y nos iba haciendo una o dos preguntas.  Con eso nos clasificaba.  Muchas veces la nota a obtener se convertía en el resultado de una lotería.  Fue padre del actor Boy Olmi y debe ser el abuelo del actor actual.  Creo que su familia era dueña de una famosa casa de remates que no sé si sigue existiendo.

Tangorra:  Era comisario de la seccional 17ª.  Según me comentaron se retiró siendo el decano de los peritos calígrafos de la Justicia.  Tenía pésima pronunciación por lo cual nos referíamos a él diciendo: - "lo aluno que están detrá de la coluna no cantan el hino".  Fue el único profesor que nos hizo hacer silencio por la muerte de Eva Perón y recuerdo que usó el luto que exigían a los empleados públicos.  Era común que tirara las carpetas que no tenían ejercicios que lo dejaran satisfecho.  En segundo año estábamos en el último piso [segundo?] y a Barrosle tiró la carpeta por la ventana al patio.

Otero:  Profesora de geografía recién egresada.  Hermosa y suave.  Creo que todos estábamos enamorados de ella.  Y tratábamos de rozarla de alguna manera !

Watson:  Se lo podría denominar "El caballero de la triste figura".  Bastante desgarbado, venía generalmente vestido con traje negro, con mangas que casi le cubrían las manos y sombrero. Fue durante muchos años el Jefe de Taquígrafos del Congreso.  Julio me recordaba días pasados que, en la primera clase, entró y directamente llenó todo el pizarrón con fonética, de la cual ninguno entendía nada.  No dijo palabra mientras escribía durante unos cuantos minutos, pero al terminar dijo algo así como: "Esto es fonética, no la vamos a utilizar nunca, por lo tanto, olvídense de ella", fue a sentarse al escritorio y comenzó su clase. 
 Julio me comentaba que había ganado mucho dinero traduciendo los discursos de Churchill que, durante la segunda guerra, escuchaba por radio y los tomaba en taquigrafía.  Luego los traducía y los vendía rápidamente a los diarios.  Yo recuerdo que  en alguna oportunidad, nos dijo que la mejor manera que podríamos tener para aprender inglés era que nos encerraran durante quince días con una amante inglesa que no hablara una palabra de español. 
 Seguramente a partir del quinto día empezaríamos a aprender bastante el idioma.


Pedevilla, Juana:  Fué una excelente profesora.  También muy exigente.  No se puede decir que fuera bonita pero creo que la mayoría, aún hoy, recordamos sus piernas.  Junto con Chufa, fueron los dos exámenes que tuve que dar en Diciembre.

Madame Casey:  La mencionás en tu mail.  Sé que fue profesora nuestra, pero no tengo claro en que año.  Quizás en cuarto año.  Posiblemente alguno de mis compañeros se acuerde.  Puedo decir que estudié francés solamente en el Pellegrini y las veces que he estado en Francia me las he arreglado perfectamente para entender y hacerme entender en mas de un 90% de las oportunidades.

Bertorino (a), Francisco “El Ñanfón:  El alias era porque tenía una pronunciación muy nasal.  Era el Sub-Jefe de Taquígrafos del Congreso.  Sus clases eran caóticas porque no podía mantener la disciplina y, cada vez que se daba vuelta para escribir en el pizarrón [y su materia lo exigía permanentemente], la clase se convertía en un desquicio.  Hasta le tirábamos tizas.  Julio recordaba que un día nos confabulamos para no hacer lío y que, luego de algunos segundos de estar escribiendo en el pizarrón, se dió vuelta y preguntó: "Muchachos, que pasa hoy?  ¿Hay algún problema ?"

Sabaté Zinny (a) “Chufa”:  ¿Quién no lo conoce y quién no tiene alguna anécdota ?  Creo que no solo nos enseñaba merceología, sino también a pensar. 
 Era común que al presentar los trabajos prácticos preguntara los precios de la mercadería en los negocios o en la feria ya que debíamos conocer las condiciones de comercialización. Recuerdo que en una oportunidad, estaba Tow en el frente dando su lección sobre azúcares y, luego de oírlo, le preguntó con que nombre comercial se vendía la fructuosa.  Luego de pensar, Tow arriesgó:  azúcar de frutas y le dijo que no.  Tow quedó mudo y blanco.  Luego de unos minutos interminables, Chufa le preguntó:  "Dígame, Señor, si Ud. quiere comprarse una camisa.  Va al comercio y pide un trozo de tela cortado con formas de mangas, puños, cuello, cuerpo, todo ello unido por costuras, o pide sencillamente una camisa?"  Con un hilo de voz, Tow contesto:  "Pido una camisa"  Y entonces Chufa:  "Si, Señor, y si quiere comprar fructuosa que debe pedir?".
"Fructuosa...?" fue la respuesta de Tow.  Y entonces pasó lo que muchas veces escuchábamos: "Sí, Señor, está reprobado".

Uteda:  Tenía y nos exigía una pronunciación excelente.  La mayoría de nosotros aún hoy recuerda párrafos de "Asesinato en la Catedral" o del monólogo de Hamlet o de otras obras de la literatura inglesa que nos hizo estudiar.

Walter Beveraggi Allende:   Un caso particular porque fue uno de los dos argentinos a quien Perón les quitó la nacionalidad.  Creo que en toda la historia moderna del país no hubo otros casos.  El otro que recibió el mismo trato fue Cipriano Reyes.  Ambos habían sido detenidos y torturados.  Según se decía,  había sido el intelectual detrás de Cipriano Reyes en el partido Laborista, que dió fuerza al 17 de Octubre con la fuerte presencia sindical de la zona de Ensenada, La Plata y Avellaneda donde creo que el partido era fuerte en los frigoríficos. 
Cuando Perón decide adueñarse de los sindicatos pone presos a ambos.  A Beveraggi se le permitió la salida del país y había ido a EEUU, donde había sido profesor [creo que en Harvard].  Luego pasó por Méjico y algún otro país de centroamérica antes de regresar a la caída de Perón.  Profundamente nacionalista y me parece no te equivocás si lo tildás de facista. 

Fust :  No recuerdo como se escribía el apellido de la profesora de inglés.  En segundo año, como Vinelli y yo habíamos estudiado inglés y conocíamos lo que ella daba, por lo cual no prestábamos mucha atención a su clase, durante mucho tiempo, cuando entraba y mientras caminaba hacia el escritorio decía: - ¡Vinelli y Szelest afuera !
Y solo nos hacía entrar para que escribiéramos en el pizarrón.



En general, hablar de lo exigentes que eran y de las cualidades de los
profesores que tuvimos resulta repetitivo.  Creo que solo puede ser exigente
quien conoce a fondo su materia.  Y tuvimos la suerte de tener un
cuerpo de profesores mayoritariamente eruditos en sus materias. 

                                                              

No hay comentarios:

Publicar un comentario