martes, 21 de septiembre de 2010

Reencuentro, por Jorge Rabaso promoción '74

Año 2002

Es así, mi querido compañero.
Al igual que vos, disfruto de sólo pensar en el día de mañana.
Mañana, ¡qué día especial!
Un día de fiesta.
Se juntarán nuestros compañeros del Pellegrini.
¿Podés creerlo, después de tantos años?
Esta semana fue especial.
No hice más que volver a los e-mails y
leerlos y releerlos;
esperarlos y re-esperarlos.
Acá, desde tan lejos, estuve tan cerca,
tal vez más cerca que nunca,
porque siento la alegría de estar de fiesta
en lo que será nuestra fiesta, tu fiesta, mi fiesta.
Nacimos en el mismo tiempo
y compartimos los mismos años.
Nos mirábamos con vergüenza,
con curiosidad, con necesidad.
Años tan especiales,
años tan difíciles.
Y ahí lo tenés. ¿Te acordás?
Quien en algún momento iba a ser tu mejor amigo.
Y ahí lo tenés, para que te escuche, para que te entienda.
Y él, él iba a ayudarte incondicionalmente.
Y ahí la tenés. ¿Te acordás?
Por ella ibas a sentir ese amor tan inocente
y tan profundo.
Ese amor que nunca fue
y que llevarías por muchos años en tu corazón.
Quizás para nunca olvidarla.
Si todavía me acuerdo cuando le dije
que estaba enamorado de ella.
Me acuerdo del lugar,
del gusto del café,
de su sorprendida expresión.
Como si fuera ayer.
Y pasó.
Pasó el colegio
y pasaron tantas historias después.
Pasaron mil personajes
y paisajes…
y aquí estoy,
aún así siento esa necesidad de volver
treinta años atrás y subirme al banco
con el cuaderno de espiral y el lápiz
para cantar payaseando que
"ya tengo su amor, ya tengo sus besos".
Desde tan lejos,
hacé de cuenta que estoy allá mañana
y por favor, ¡llevame!
No me olvides,
que el destino me tiró bien lejos
y necesito estar en la fiesta.
Mirá, cantála por mí.

Decía. . .

" si no me caso contigo, moriré soltero,

solterito en esta vida yo he de morir".

Y abrazáme a cada uno de ellos.

Jorge Rabaso
rabaso@pacbell.net

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