sábado, 6 de noviembre de 2010

Acto de la Promoción '74: Repercusiones

Bs As, 1º de noviembre de 2004.
Carta de un ex compañero residente en Los Angeles a una compañera de división  residente en Madrid.



Querida Susana:

Salvo algunos emails cortitos, hace más de treinta años que no te escribo una carta.

Quizás no te acuerdes, pero creo que te escribí una vez que te fuiste de vacaciones con tu familia. No te sorprendas tampoco. Es que hoy te necesito a pesar de que ya no nos sentamos en el mismo banco como lo hicimos durante varios años.

Volví a Los Ángeles con el corazón alterado recordando la fiesta del Pellegrini. Todos los encuentros. Todos los recuerdos. . . Si viviéramos allá, quizás sería el mismo  dolor nostálgico de la adolescencia.

Cuando de regreso, me subí al avión y sentí la conocida sensación cuando ves, desde la ventanilla a Buenos Aires quedarse chiquita, atrás, con gente y recuerdos, la fiesta del Pellegrini, con todos sus detalles, pasó como una película en mi cabeza de nuevo.

Quedé muy sensibilizado al verlos a todos. Eramos bastantes y una vez más, juntos.

    Llegué primero, ¿Sabés?  A eso de las siete. Y me recorrí toda la escuela mientras algunos profesores y celadores me seguían y me decían que la fiesta se hacía abajo y yo ponía cara de idiota mirando alrededor, metiendo las imágenes en mi cabeza lo más rápido posible entre las aulas, buscándonos y viéndonos a todos como entonces.
Hasta me fumé el cigarrillo prohibido en el baño, en el mismo lugarcito donde me los fumaba a los catorce...  Y hasta pasó caminado por el pasillo una nena de pelo largo y rubiecita con el pelo que le cubría la mitad de la cara y no se la dejaba ver, que creí que era Patricia (Silverstein).
(N.de la R.: compañera detenida desaparecida)


La fiesta fue muy emocionante.
-Susana: miro la foto y hay tanta gente en ella que quiero tanto, además.

Se sentía en el aire el olor y la magia del Pellegrini y por momentos parecía que estaba en alguno de los actos de los de  antes y con la misma inocencia de entonces. 

Estuvieron Leoni, el Oso Iling, el gracioso de  Laclau, Saragovi y su celular, el siempre pintón de mi amigo Rubino, mis tan queridas Mirta y Viviana, infaltables, Eduardo Gruz temblando para que saliera todo bien ( y salió todo bien), el Jucht con un paso de verano envidiable, Gasso cagándose todo el tiempo de risa, Gracielita Duvidovich, la hermosa nariz de María Isabel Gonzales, el negro Hazán y el querible Kurlat que abre la boca, dice cualquier cosa y se sigue sacando diez.
Mi hermanito del alma Claudio, Isabel  Guedes, Maria de las Mercedes, Susana Barrera siempre contenta, Lilianita Redondo que hacía treinta años no veía y que sigue igual con la carita de nena linda, el Billy Badino que se le sigue escapando la seducción por todos lados, la admirable Abeijon de la que puedo, todavía, aprender tanto y el silencio con el dolor disimulado del recuerdo de Arcuschin. ( compañero detenida desaparecido)

Mi muñeca Patricita (Silberstein) estuvo todo el tiempo en mi corazón como en todos los años y sé que también en el corazón de muchos de nosotros. Encontré dos flores en el Salón de Actos que supuse se las habían puesto en memoria a su inolvidable dulzura.

    Desde la distancia, estuviste vos y Leonardo (Szichman, residente en Jerusalem) No te imaginás la cara de nena sorprendida que tenés en la foto que pusieron en el video, como si fuera la primera que te fotografiaban en toda tu vida. Leonardo sale feliz y precioso. Y al final... una foto de Patricita, Viviana, Billy y mía que la tengo en la cabeza y que me aparece todavía como fogonazos con recuerdos que me gustan y me duelen a la vez.

    Susana: no es tan fácil irse ni tampoco es tan fácil volver de vez en cuando. Buenos Aires está hermosa. Parece  que el tiempo no ha pasado en algunos barrios.  Argentina es Argentina y cambia pero no cambia. Tu casa está igual y cada vez que paso por nuestra calle, Ambrosetti, al 200, en cada viaje, (mi mamá sigue viviendo en el 439) espero con mis ojos que salgas caminando para el lado del subte, corriendo.  Yo busco a Jorgito y me canso buscándolo en cada esquina y en cada recuerdo.

 ¡Imagináte en el Pellegrini cuando me encontré lleno de compañeros, ese Viernes 29 !  ¡ Imaginate el recreo con todos y la sorpresa de quién encontrabas de las otras divisiones. No me daba el corazón para tanto.
¡Fue una noche mágica, inolvidable, increíble!

    Entonces, te sigo contando. Buenos Aires, vos, los compañeros fueron gran parte de la historia. Fuiste una gran amiga, generosa todo el tiempo,  a quien nunca olvidé y que siempre llevé en mis anécdotas y recuerdos. Jamás, en aquellos años hablamos que nos iríamos alguna vez a vivir lejos. Caballito era nuestro mundo y el subte nos llevaba a cualquiera y a todos los lados. Cosas del destino esto de estar lejos. Salías corriendo de la casa de tu mamá, dormida y despeinada y las cosas eran hasta allí y quizás un poquito más.

Susanita: ya está, ya fue. Hoy la felicidad pasó para otro lado. Gracias por dejarme compartir esta fiesta con vos y perdonáme las nostalgias. No son cosas solamente de los adolescentes esto de andar llorando cuando nadie nos ve. Lo aprendimos de Serrat en aquellos años, ¿Te acordás?

Algún día te daremos un abrazo y será otra fiesta para nuestros corazones. Igual que la que sentí cuando me encontré con muchos de nuestros queridos compañeros del Pelle. Una fiesta que no es de todos los días y que agradezco a Dios y a quien corresponda.

Es que se trata simplemente de una cuestión de pura vida que devolviéndonos tantos recuerdos, nos vuelve a besar en la boca.

Cuidate. Un beso
Jorge, “EL LANGA
desde Los Angeles, 3º division TM